miércoles, 14 de mayo de 2014

Con las puertas abiertas

Con las puertas abiertas ( El Periódico de Aragón - 14/05/2014 )

Diego Armunia, en el jardín de s casa de Cambridge, con su perro aragonés Gabo. - Foto: D. L.
M. E. C. / M. E. 14/05/2014

El turolense Diego Armunia hizo las maletas hace un año para irse a Cambridge, en el Reino Unido. Allí se encontraba su entonces novia y ahora ya esposa, que había decidido "reinventarse" fuera de las fronteras patrias. En su caso, todo fue relativamente fácil porque acudió ya con un contrato de trabajo. "Dejé mi empleo en Zaragoza, en el que había estado los últimos cinco años, en Enarco, y comencé como ingeniero industrial de diseño mecánico en la empresa Welding Alloys. Así empezó nuestra nueva etapa viviendo en la isla", relata.
Como ciudadano europeo tiene derecho a moverse libremente por los países de la Unión y a residir en ellos. Pero esto no fue siempre así y, a juzgar por la creciente vitalidad del discurso sobre el endurecimiento de la política migratoria en países como Suiza, el Reino Unido y Francia, quizá pueda dejar de serlo.
La libre circulación se estableció con el Tratado de la Comunidad Europea (1957) como una libertad económica que, en un principio, solo afectaba a trabajadores, pero se fue ampliando a familiares, estudiantes e incluso parados con recursos suficientes. Gracias a ello, 50 años después, Diego pudo entrar y residir legalmente en el Reino Unido. Hoy este turolense es uno de los casi 15.000 aragoneses que se calcula que se han marchado a vivir a algún país de la Unión Europea --otros tantos están en el continente americano--. Globalmente, 11 millones de ciudadanos de la UE residen en un estado miembro diferente al suyo, aunque en el horizonte de la libre circulación han aparecido ya algunas sombras.

Requisitos
Por ejemplo, Alemania, como otros países de la Unión, ha endurecido los requisitos en la concesión de algunas ayudas sociales a extranjeros. Y no hay que olvidar que no todos los europeos disfrutan de la libertad de circulación y residencia, ya que el derecho está condicionado por una serie de limitaciones por motivos económicos y de nacionalidad. Por un lado, las restricciones afectan a aquellos que no dispongan de recursos suficientes para no ser una carga para la asistencia social del país de acogida. Por otro, algunos estados exigen un permiso de trabajo a las personas provenientes de nuevos países miembros durante siete años desde la adhesión a la UE, como sucede con los croatas.
"En el Reino Unido, si llegas con trabajo, todo es muy fácil: cuentas bancarias, registro en ayuntamiento, atención medica... Todo lo puedes hacer en una mañana. El tema de impuestos es algo diferente pero relativo a lo personal es mas simplificado que en España, por ejemplo, aquí no se hace declaración de la renta, lo cual se agradece. Con respecto a la atención medica es muy similar a España y estas totalmente cubierto por el estado ingles", relata el aragonés.
Pero no todo son ventajas. "La diferencia significativa con respecto al estado de bienestar es la protección que tiene el trabajador con respecto a la empresa privada. Aquí está bastante al descubierto en lo relacionado a los deseos del patrono y posee muchos menos derechos que en España. En muchos trabajos si te pones malo, no cobras", dice.
En realidad, el discurso antiinmigración es un clásico en Europa que ha alcanzado niveles preocupantes con cada crisis económica, con cada cita electoral y con cada ingreso de nuevos estados miembros, desde los de España y Portugal (1986), pero que se está recrudeciendo en los últimos tiempos.

Xenofobia
El auge de partidos xenófobos y de extrema derecha como el SVP suizo, el UKIP británico y el FN francés --estos últimos con perspectivas de crecer significativamente en los comicios europeos de mayo-- amenaza con arrastrar a los respectivos gobiernos. Ahí están las recientes medidas de Londres de restricción de ayudas sociales y, sobre todo, el triunfo del sí en el referendo suizo del pasado febrero para limitar la inmigración, que obligará a renegociar el acuerdo de este país con la UE.
"Empezar a vivir aquí es fácil si eres europeo y tienes trabajo, de lo contrario, tienes algunas barreras", relata Diego Armunia. "Yo tengo contacto directo con gente inglesa a diario en mi trabajo y a menudo sale a debate el discurso antiinmigración que se esta manteniendo a día de hoy en todos los medios de comunicación. El feedback unánime que obtengo, es una clara repulsa a las políticas ultraconservadoras que están aflorando últimamente, como la que promulga el partido UKIP aquí en UK", comenta. "Sí suenan algunas acciones aisladas de grupos xenófobos, pero son menores, aunque la propaganda que llega de esos partidos es bastante intensa", dice.
De hecho, es ilustrativo que a la estrategia de echar la culpa al extranjero, usada por la ultraderecha, se sumen algunas voces del centro y el centroizquierda, como en Francia.

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